Sinopsis
Victoria y Kenji comparten un secreto: las cicatrices que
recorren sus muñecas. Para ella, los días transcurren contando calorías e
intentando que su hermana no la obligue a comer más de lo que ella considera
suficiente. Él vive escondiendo las marcas de su pasado bajo tatuajes y
trabajando de sol a sol en un bar para amant es del rock. Ambos están
solos, aislados del mundo
Hasta que Kenji descubre a
Victoria en los baños del bar donde trabaja rodeada de un charco de sangre.
Todos creen que ha intentado suicidarse, porque sufre anorexia, porque su novio
acaba de dejarla, porque en definitiva parecía inevitable. Pero nadie la
entiende realmente
hasta entonces. Victoria y Kenji
se mueven a la velocidad de la vida e, inevitablemente, acabarán encontrándose.
Mis impresiones
Tengo que reconocer que, cuando cogí este libro, no esperaba
que el tema de la anorexia se tratara de una forma tan profunda.
Victoria, la protagonista femenina, vive su infierno
personal todos los días, pues padece esta enfermedad desde que era bastante
joven, y en el libro podéis ver lo que piensa una chica que apenas llega a los
50 kilos, cuyo deseo es llegar a pesar, como mucho, 40 kilos. La forma en la
que describe la comida como "veneno", "ponzoña" o
"mataratas", entre otros muchos símiles, realmente te hace querer
entrar en a historia y consolarla. Sin embargo, en otras ocasiones, cuando ella
sabe que lo que hace no es sano y que está poniendo su vida en riesgo, te
entran ganas de soltarle una bofetada y hacerle abrir los ojos.
No sé, llamadme animal, pero me pone muy nerviosa la gente
que sabe que algo es malo y no hace nada por remediarlo... Y eso que la
protagonista ha estado en centros especializados en trastornos alimenticios.
Pero, ¿hasta qué punto esos centros pueden ayudar a las personas que padecen
esta enfermedad?
Bueno, la cosa es que, Victoria, tenía un novio que le había acompañado a lo largo de sus idas y venidas en la anorexia, pero decide dejarla cuando se va de Erasmus, y eso desencadena una reacción profunda, y llena de dolor, que le lleva a cortarse las venas en el cuarto de baño de un bar/pub. Es aquí cuando entra en acción Cristian -o Kenji, como lo llaman en el bar-, y le salva la vida. En un principio, llegué a pensar que él sería el que le sacaría de su oscuridad y esas cosas, pero no. O, al menos, no del todo.
Él no la juzgó y, aunque si dijo en alguna ocasión que debía pararse a pensar en los demás y no sólo en ella, nunca estuvo encima de ella "cebándola como si fuera una cerdita", tal y como Victoria dice que hacen todos.
Esto llegó a ponerme de muy mala leche, aunque hizo bien, ya que a ella no le hacían ningún favor cuando le obligan a comer. De hecho, a lo largo de toda la novela, ves como ella va contando las calorías de todo lo que se lleva a la boca y como, después, a base de laxantes, diuréticos, ejercicio, y vómitos provocados, perdía más caloría que las ingeridas.
Por otra parte, creo que el modo en el que decidió que quería curarse -no tenía claro si quería o no salir de su infierno particular- fue muy acertado. El golpe que ella se lleva es lo suficientemente fuerte como para ver que, si no pone remedio, la muerte forma parte de su futuro cercano.
Y es así, a base de lecciones de vida y el amor de su familia, amigos y Kenji como consigue, en principio, superar una enfermedad que, por desgracia, acompaña a los afectados de por vida.
Mi opinión
Este libro, a pesar de la crudeza del tema tratado, me ha gustado bastante. Me he pasado toda la lectura en vilo, con miedo de que la protagonista cruzara un límite de no retorno.
Sus luchas internas, su sufrimiento y sus complejos te hacen darte cuenta que no es un libro más de romance o anorexia, sino uno de superación lleno de realidad pues los trastornos alimenticios no son fáciles de superar y, por desgracia, no todos consiguen ver lo hermoso de uno mismo y se abandonan a favor de su suerte.
La autora
La leer la forma en la que estaba escrita la novela, ver todos los detalles del sufrimiento, los conflictos internos... me llevó a querer saber cosas sobre Andrea Tomé, pues algo me decía que ella era una luchadora. Y efectivamente, ella ha conseguido "superar" esta enfermedad, pero tal y como ella dice en una entrevista: La anorexia no es una dieta, es casi un estilo de vida.
De cualquier forma, ella es una escritora con nueve novelas publicadas, aunque Corazón de Mariposa es la primera publicada en una editorial importante, y todo por ganar el II premio La Caixa. ¡Y todo esto con tan sólo 19 años!
Pinchar aquí para leer la entrevista.
Puntuación
Sherezade Ortiz-Villajos